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La Argentina es donante de órganos.

La Cámara de Diputados aprobó la “ley Justina”, que reemplaza a la actual Ley 24.193 de Trasplante de Órganos y Tejidos. La nueva disposición establece que toda persona mayor de 18 años se convierte en donante, salvo que exprese su negativa por escrito.

El Congreso de la Nación fue protagonista de una jornada emocionante donde, por unanimidad, aprobó la “ley Justina” que establece que todos los argentinos mayores de 18 años se convierten en donantes de órganos, salvo aquellos que presenten su negativa por escrito.

La nueva disposición reemplaza a la actual Ley 24.193 de Trasplante de Órganos y Tejidos y regulará “todas las actividades vinculadas a la obtención y utilización de órganos, tejidos y también células -antes no contempladas-, incluyendo la investigación, promoción, donación, extracción, preparación, distribución, el trasplante y su seguimiento.

La regulación contempla a aquellos que no desean donar sus órganos, quienes podrán “manifestar en forma expresa su voluntad negativa o afirmativa a la donación; restringir de un modo específico su voluntad afirmativa a determinados órganos; o condicionar su finalidad”.

A partir de su publicación en el Boletín Oficial, los hospitales públicos e instituciones privadas deberán contar con servicios de procuración destinados a la donación de órganos y tejidos, que permitan garantizar la correcta detección, evaluación y tratamiento del donante.

En la misma línea, se introdujo cambios en el presupuesto donde un 20% del presupuesto del INCUCAI estará destinado a la capacitación permanente de todos los profesionales que participan en la ablación.

La nueva ley establece que la ablación de órganos se podrá realizar sobre toda persona mayor “que no haya dejado constancia expresa de su oposición a que después de su muerte se realice la extracción” y no habla en ningún momento sobre el consentimiento de los familiares.

En cuanto a donantes vivos, se autoriza la donación renal cruzada, procedimiento que involucra a cuatro personas y funciona como un intercambio de donantes entre dos receptores que cuentan con donantes vivos, por lo general son familiares, pero que no son compatibles entre ellos.

La ley lleva el nombre de Justina Lo Cane, la niña de 12 años que falleció el 22 de noviembre último en la Fundación Favaloro a la espera de un trasplante de corazón.

 

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